RIKI PATINS
Proyecto personal
La fotografía me ha permitido explorar y capturar la esencia de mi entorno, especialmente en un lugar tan vibrante y lleno de historia como Santa Pola. Como fotógrafo documental, uno de los objetivos que siempre me han movido en la difícil disciplina de la fotografía, es la de narrar las historias de la comunidad a través de mi lente, inmortalizando las vidas de sus habitantes y las tradiciones que han perdurado a lo largo del tiempo.
La esencia del verano
Creo que todos asociamos la temporada estival a la alegría y la diversión. Esos recuerdos que todos conservamos de nuestros mejores y más divertidos momentos, de esas fotografías con una especial solera, aunque sea reciente, tiene un cáliz diferente. Será que las condiciones se prestan a ello, el calor, las vacaciones. el larguísimo día, las noches sin frío, poder salir en cualquier momento y hacer lo que se nos antoja casi al instante y en casi cualquier situación. Eso es el verano.
Claro que hablo por mi, y por muchos otros. Pero nunca podríamos tener esos servicios si no hubiese personas que han hecho de su trabajo casi una función social, eso es: la diversión de los demás.
Mi intención con este reportaje es homenajear en cierto modo, a todas estas familias que se esfuerzan en que los demás lo pasemos bien y podamos tener esos recuerdos en nuestra retina y ahora, móviles. Es frecuente que un negocio se convierta en familiar, pero en este caso, la constancia y la duración es digna de mencionar. ¡¡¡Más de 70 años!!!! dedicados a la playa y a que los turistas se diviertan cada año.
Un negocio popular ahora, pero innovador y con mucha vista en tiempos en los que no existían móviles para ver qué se hace a la otra punta del mundo. Hoy en un negocio te la juegas, vale, pero creo que de los años que hablamos, prácticamente era una aventura.
La familia me ha facilitado estas fotografías de época, en los que podemos apreciar los primeros diseños, y su evolución con el paso del tiempo.
Y es que en una charla con Paco, hijo heredero del negocio familiar, pude ver el impacto que tienen las vivencias y los actos en un panorama tan turístico y cosmopolita como el de Santa Pola. Paco, nos cuenta:
“Todo comenzó en 1952, cuando mi padre, Jerónimo Samper, decidió llevar a cabo una idea que había descubierto en la Costa Azul, específicamente en Montecarlo. Inspirado por lo que vio, y con la ayuda de mi abuelo, que era carpintero en las Salinas, construyeron los primeros patines que se pasearon por las playas de la Península Ibérica. Así nacieron los icónicos patines que, durante más de 70 años, han sido un símbolo de diversión y tradición para los turistas y los Santapoleros.
Este negocio familiar, que comenzó con una visión innovadora y un profundo amor por nuestra tierra, ha perdurado a lo largo de las generaciones. Hoy, en manos de la tercera generación, mi hijo Jerónimo continúa la tradición junto a Víctor y Carmen, de quienes me siento inmensamente orgulloso. Ricky Patines no es solo un negocio, es un legado que refleja la perseverancia y el espíritu emprendedor de nuestra familia, y que ha sabido adaptarse a los tiempos sin perder su esencia”.
La fotografía es pintar con luz, pero también es amar al ser humano
Cada fotografía es una pieza de un gran mosaico que cuenta la historia de vidas reales, de tradiciones que han resistido el paso del tiempo, y de un lugar que sigue evolucionando sin olvidar sus orígenes.
Os dejo con las imágenes de aquel día de verano con la familia al completo, y por supuesto agradecer a todos ellos su amabilidad en dejar contar su historia aqui.
Sobre el proyecto
La fotografía me permite acercarme a personas de una manera íntima para contar mi verdad, la verdad de cómo yo los veo.Lo cierto es que me encanta que el retrato deje una muestra testimonial, y que transmita atemporalidad al tiempo que pueda sugerir historias. Historias que cuenten algo de las personas. Empecé mi andadura fotográfica haciendo retratos únicos en mi estudio, hasta que pronto empecé a salir a la calle para lograr contextualizar mejor las cosas. Con el tiempo he aprendido a valorar pequeñas colecciones para entender mejor la historia de cada fotografiado.
Las personas somos recordados por lo que somos y lo que hacemos. Y por ésa peculiaridad que tenemos, ése carisma, quizá por ése humor tan agudo o por la simpatía que desprendemos, por la clase natural que algunos les viene de cuna, por la seriedad que a cada cual caracteriza, por ésa personalidad que hemos desarrollado con la vida, por ése rostro que a modo de mapa refleja todo aquello que hemos sufrido, peleado, logrado. No juzgo a nadie por su aspecto ni sus rasgos o su mirada, sólo quiero conocerlos y conseguir sacar ése rasgo propio a cada uno.
Con esta necesidad de evolucionar, siempre ando buscando mi próximo retrato.